Hace muchos años, muchos, el maestro(a) puertorriqueño tenía la oportunidad de enseñar. Los recursos económicos no eran vastos y las facilidades y planteles escolares no eran óptimos. Sin embargo, el maestro(a) tenía la libertad de proveer el pan de la enseñanza de forma eficiente y aplicada. El magisterio de Puerto Rico ha sido movido de forma fútil fuera de este ensueño. El Departamento de Educación de Puerto Rico cada vez disemina cartas circulares que disminuyen y lastiman la habilidad de los maestros(as) a ejercer su función. Esta función requiere como uno de sus elementos principales el considerar la diversidad de los alumnos y el profesor(a).
Cuando pensamos en diversidad pensamos en diferencias raciales y culturales. Sin embargo, la diversidad va más allá del color de la piel y la forma en que nos vestimos. Esto, por supuesto, lo saben los maestros(as) de Puerto Rico que tienen que hacer planes de enseñanza tomando en cuenta las inteligencias múltiples de sus estudiantes. La diversidad está reflejada en los estilos de aprendizaje individuales, en las materias ofrecidas, en los intereses y capacidades del maestro(a). Sin embargo, el Departamento de Educación de Puerto Rico sigue aumentado el número de estudiantes por salón y disminuyendo el tiempo de capacitación del docente. Más aun, los maestros(as) ahora son requeridos a enseñar otras materias aparte de la que ya enseñan y les apasiona.
La diversidad está siendo ignorada en el proceso de aprendizaje en Puerto Rico y las repercusiones las veremos muy pronto. Ya el maestro(a) no tiene la capacidad de enfocarse en Pepe o ayudarle a Paco con lo que más tiene dificultad debido a su diversidad de aprendizaje. Ya al maestro(a) se le han cortado las alas para poder fomentar la creatividad y la individualidad de los estudiantes. El proceso de desarrollo de nuestros niños y jóvenes está siendo vendido por varios centavos a la mala administración de nuestro gobierno en la isla. La diversidad de nuevos maestros(as) está en peligro de extinción por falta de fondos y los que quedan en el salón, aferrados a los años en que el maestro(a) podía enseñar, se ahogan en un mar de alumnos. Alumnos con potencial de diversidad, pero que son encasillados en la homogeneidad de políticas públicas de aprendizaje. Hoy el maestro(a) no solo saca de su bolsillo para poder enseñar, sino que también reduce sus estándares y pasión para poder cumplir con los del gobierno. La diversidad y la creatividad ya quedaron en los currículos obsoletos, guardados en los archivos que ni siquiera podemos comprar.
Fotografia recuperada de: http://www.librered.net/?p=33400